Emmanuèle Bernheim, escritora y guionista francesa, frecuente colaboradora del realizador François Ozon, es autora del libro autobiográfico Todo salió bien (2012), en el cual refiere la muerte de su padre. El también realizador de Bajo la arena (2000) adapta ese libro, cinco años después del fallecimiento de la propia novelista, en una de sus cintas más emotivas, Todo saldrá bien ( Tout s’est bien passé, 2021), cuyo título en México opta curiosamente por un tiempo futuro. La actriz Sophie Marceau encarna aquí, de modo formidable, a Emmanuèle, evidente alter ego de la escritora, una mujer que debe ocuparse, junto con su hermana Pascale (Géraldine Pailhas), de la suerte de su padre (André Dussollier), un hombre de 85 años, semiparalizado por un derrame cerebral, quien ha tomado la decisión de abreviar su vida solicitando un suicidio asistido en Suiza, dado que en Francia la eutanasia está prohibida. Para Emmanuèle el asunto es doblemente delicado, por razones éticas y por el distanciamiento con un padre de quien de niña padeció una arrogancia (aún presente) y maltratos sicológicos que incluso le llevaron a desearle la muerte.