Cuarenta migrantes brasileños y colombianos aprovecharon un hueco en el muro para pasar a EU
Mireya Cuéllar
La Jornada Baja California
Periódico La Jornada
Martes 6 de septiembre de 2022, p. 11
Tijuana, BC., Unos 40 migrantes, en su mayoría de nacionalidad brasileña y colombiana, cruzaron a Estados Unidos por un hueco del muro fronterizo localizado a la altura de Playas de Tijuana para entregarse a las autoridades de ese país y solicitar asilo; un par de horas después la Patrulla Fronteriza los recogió.
Según lo que se pudo apreciar –ya que se colocaron pegados a la valla–, la mayoría eran hombres jóvenes, incluso había tres niños, dos muy pequeños que ajenos al acontecimiento dormían una siesta o jugaban con la arena.
Cada vez es más frecuente observar grupos de personas que cruzan la frontera y ya no corren para evitar a los agentes fronterizos de aquel país, sino que esperan para ser detenidos y buscan la forma en que se les permita empezar un proceso de asilo.
Una jovencita, que dijo ser originaria de Brasil, relató que es la tercera ocasión que intenta pedir asilo. La primera estuvo cuatro meses en Mexicali y uno en San Diego, California.
Contó que cuando llegaron el muro –de barrotes de metal– ya estaba cortado y simplemente cruzaron caminando; se instalaron junto a la valla para protegerse de los intensos rayos del sol de este lunes y así esperar a las autoridades migratorias, entregarse y hacer su solicitud de refugio.
Aunque la zona está vigilada por agentes de la Patrulla Fronteriza, nadie hizo algo por detenerlos. El área donde los migrantes se instalaron es la misma en la que a finales de agosto pasado dos extranjeros que cruzaron nadando con traje de neopreno fueron detenidos.
El grupo se instaló en el área cercana al litoral colindante con el faro de Playas de Tijuana, junto al parque de la Amistad que Estados Unidos dividió con dos muros para controlar el acceso de personas desde su territorio.
Actualmente, los migrantes cruzan durante el día, porque en la noche los delincuentes controlan el muro y cobran hasta 5 mil dólares sólo por permitirles acercarse, subir y brincar. No los pasan ni ayudan, simplemente les dejan saltar.