Cuando Edvar Munch (1863-1944) realizó en 1892 una muestra de sus cuadros en la ciudad de Berlín, la cerraron una semana después por las reacciones negativas. El público consideró que era desconcertante la apariencia inacabada y la estética radicalmente nueva de sus obras. Muy diferente sucede hoy que, en colaboración con el Museo Munch de Oslo, el de Orsay de París dedica una exposición al pintor noruego con el nombre Edvard Munch: Un poema del amor, de la vida y de la muerte. Con ella se demuestra que su obra sigue siendo parcialmente desconocida por su extensión (60 años de creación) y complejidad.