E
l pensamiento cambia por oleadas a lo largo de la historia. Cuando alguna preocupación social gana fuerza se convierte en un tema a resolver y este es el caso de la contaminación.
El tema del daño que produce el ser humano a la naturaleza no es nuevo. Existe desde hace siglos, pero se convirtió en un problema al crecer la población y las ciudades en el Renacimiento y se acentuó con el desarrollo industrial.
Un ejemplo de la contaminación en siglos pasados lo tenemos en la novela El perfume, de Patrick Süskind, que nos presenta a París lleno de excremento, orines y todo tipo de desperdicios en las calles. Con la lluvia, la basura terminaba en el río Sena, que, al ser la fuente de agua de la ciudad, generaba todo tipo de enfermedades. París era una ciudad sucia y pestilente.
Otro caso es el de Londres. El proceso de industrialización generó el uso creciente de carbón a lo largo del siglo XIX. El problema alcanzó su nivel crítico en 1952 con la gran niebla
, cuando la contaminación por carbón mató a 12 mil personas y a 100 mil más las dañó de por vida. Entre los días 5 y 9 de diciembre de ese año la gente moría en sus casas o en medio de la calle, debido a la inversión térmica.
Esta experiencia fue la primera en la que la sociedad inglesa tomó conciencia de la grave situación que genera el uso de energéticos fósiles y a partir de la segunda mitad del siglo XX se ha tratado de controlar la huella de carbono. Es un hecho que la industria cada vez contamina menos por cada bien producido, debido a que el consumo de energía es más eficiente.
Los especialistas pronostican que a finales de este siglo el daño al ambiente será mucho menor, principalmente por dos razones: el decrecimiento demográfico y el uso de energías alternas, como la solar, la eólica e incluso la nuclear.
En el corto plazo, la invasión de Rusia a Ucrania y la ruptura de las cadenas de suministro de petróleo y gas obligaron a Europa a utilizar carbón. Pero la necesidad de independizarse de los energéticos rusos genera una revolución en las energías alternas, las cuales se convertirán en uno de los grandes negocios del futuro.
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