▲ El ex mandatario japonés Shinzo Abe, asesinado el 8 de julio, fue despedido ayer en un funeral de Estado. El primer ministro Fumio Kishida declaró que la ceremonia, financiada con dinero público, era un homenaje merecido para el jefe de gobierno que más tiempo ha servido en el Japón de posguerra. Sin embargo, el acto dividió a la opinión pública e incluso provocó airadas protestas, ya que el costo fue de 12 millones de euros. Asistieron unos 700 invitados extranjeros, entre ellos la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris. Las exequias se llevaron a cabo en el pabellón Nippon Budokan, en Tokio. En las calles, manifestantes criticaron a Abe por haber aplicado una política militarista y haber mentido sobre sus vínculos con la Iglesia de la Unificación.Foto Ap
Periódico La Jornada
Miércoles 28 de septiembre de 2022, p. 31