La oposición, en su versión mediática, insiste en recalar sus argumentos en desacreditar el modelo que se está implantando en el país. No cejan aun después de varios años y una innumerable serie de intentonas, escritas unas, verbalizadas otras. Los cambios introducidos han seguido adelante y la imagen, tanto del gobierno como del Presidente, no han sufrido el deterioro ansiado. El mismo partido –Morena– continúa en la preferencia de los posibles votantes, tanto en las ya próximas elecciones estatales como en las del fin de sexenio. Pero el rencor acumulado fluye intocado y, en numerosas ocasiones, los críticos que lo padecen entran en constantes contradicciones y alegatos fútiles.