Como se temía en un principio, los premios del festival en un aniversario especial estuvieron plagados de desproporciones. El solo hecho de que Pornomelancolía, del argentino Manuel Abramovich, ganara el premio a mejor fotografía con su calidad visual digna de un celular, ya indicaba que el camino de las demás Conchas iba a ser tortuoso. (Se nota que el productor argentino Matías Mosteirín metió mano negra, al suplir como presidente del jurado a Glenn Close).