La energía es esencial para la vida humana. El caso más evidente es la energía que nuestro cuerpo requiere para funcionar. La vida es actividad. Incluso cuando estamos dormidos nuestros órganos funcionan y consumen energía. La llamada tasa de metabolismo basal (TMB), que es la que tiene un ser humano que hace muy poco o ningún ejercicio varía con el sexo, la edad, el peso y la estatura; p.ej. un varón de 40 años de 1.70 m de estatura y 70 kg de peso, requiere 1881 kcal por día. Las calorías provienen de los alimentos. La mayor parte de la energía de la ingesta se utiliza para mantener el calor corporal entre 36 y 38 °C y sólo el excedente se puede utilizar para actividades externas demandantes como el trabajo físico y el deporte. Estudios sobre la capacidad de termorregulación muestran que el cuerpo humano es incapaz de mantener la temperatura normal si la de su entorno no está entre 15 y 30 °C. Temperaturas menores a 10 °C son peligrosas para la vida humana. En Monthly Review de julio-agosto de este año, John Bellamy Foster y Brett Clark, en un agudo y muy actualizado artículo “Socialism and Ecological Survival” señalan que: “A medida que el colapso climático se acelera, las condiciones de la vida se deterioran rápidamente, creando numerosos problemas de salud, algunos de los cuales se manifiestan en fisuras que minan la existencia corporal”. Añaden que este asunto ha recibido atención adicional dadas las brutales olas de calor y temperaturas récord en India y Pakistán en la primavera de 2022. Explican que lo que hizo tal ola de calor particularmente intolerable fue que estuvo acompañada de altos niveles de humedad. Juntos, estos dos factores pueden crear niveles peligrosos de estrés de calor que pueden resultar en la muerte. El calor y la humedad son aditivos, generando condiciones de temperaturas de bulbo-húmedo (que se calculan poniendo un trapo húmedo sobre el termómetro y echándole aire) que exceden la capacidad de las personas para sobrevivir. Citan un artículo de tres científicos en Science Advances que dice: los humanos nos refrescamos o nos despojamos del calor metabólico mediante el sudor, pero este mecanismo deja de ser eficaz a 35 °C bulbo-húmedos. En espacios abiertos expuestos a tales temperaturas-bulbo por seis horas, incluso individuos jóvenes sanos morirán de este estrés de calor. En regiones húmedas y para poblaciones con condiciones físicas menos que óptimas, es posible que la vida se vea amenazada incluso con temperaturas-bulbo entre 26 y 32 °C. Añaden que estas preocupantes temperaturas-bulbo están ocurriendo unas pocas horas cada vez en regiones costeras y cuencas de ríos mayores en Asia, el Medio Oriente, México y América Central. Es muy probable, continúan, que estas condiciones se vuelvan más frecuentes y prolongadas en las próximas décadas o incluso años, haciendo inhabitables mayores tramos terrestres.